𝐊𝐮𝐥-𝐎𝐛𝐚 -𝑻𝒖𝒎𝒖𝒍𝒐 𝒇𝒖𝒏𝒆𝒓𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒓𝒆𝒂𝒍 𝑬𝒔𝒄𝒊𝒕𝒂

Una placa de oro en forma de ciervo es la decoración del escudo. Kul-Oba. siglo IV  a.C. Museo del Hermitage.

"En busca de tesoros escitas" - un libro de Joseph Brashinsky.

En los últimos días  de diciembre de 1820,  uno de los habitantes de Kerch, mientras extraía piedra para la construcción en las cercanías de la ciudad, tropezó inesperadamente con una magnífica cripta construida con piedras talladas. Habiendo entrado en él,  "el griego, cegado por la masa de objetos en él",  informó  desde Kerch a AN

Tiempo después,  el 12 de enero de 1821,  entraron en la cripta  los marineros de la flotilla de transporte de remos, que trabajaban aquí en la extracción de piedras  . Se apoderaron de todo lo que había allí y se lo llevaron a su comandante. El comandante de la flotilla era el teniente comandante  N. Yu  .

Patinioti envió los hallazgos al Conde Lanzheron, el entonces gobernador general del territorio de Novorossiysk, de  quien, supuestamente fueron admitidos más tarde en el Museo de Odessa. Se han perdido más rastros de ellos. Afortunadamente, se han conservado descripciones y dibujos de cosas, entre las que se encontraba un enorme  anillo para el cuello, el llamado hryvnia, hecho de electrum (una aleación natural de oro y plata), decorado en los extremos con cabezas de león  , dos brazaletes de oro, una pequeña "estatua" eléctrica  de un escita con un cuerno bebiendo vino (rhyton) en la mano y muchas placas de oro con agujeros en los bordes: adornos de ropa cosidos. En la cripta también había calderos de cobre con huesos de cordero, un gran número de puntas de flecha de bronce y un ánfora de barro con un fuego en la garganta (el segundo ánfora -"una vasija de barro de una yarda de alto"- fue llevada por el primer visitante a la tumba).

Es bastante obvio que  una persona muy noble fue enterrada  en la cripta del montículo de Patinioti, quien, a juzgar por estos hallazgos, probablemente era un representante de la más alta nobleza escita. El sello del ánfora permite fechar el entierro con bastante precisión a mediados  del siglo IV a. a mí

La arqueología, como cualquier otra ciencia, y quizás incluso en mayor medida, conoce muchos descubrimientos accidentales que hicieron una contribución significativa a la misma y, en ocasiones, fueron de suma importancia para su desarrollo posterior. Un descubrimiento accidental en el montículo Patinioti pasó desapercibido para los contemporáneos y solo mucho más tarde atrajo la atención de los científicos en relación con un nuevo hallazgo notable, también hecho por casualidad una década más tarde, en las inmediaciones del montículo Patinioti. Este descubrimiento asombró a los contemporáneos con su increíble riqueza y brillantez, una gran cantidad de cosas preciosas, hasta ahora invisibles. Este brillante descubrimiento fue la excavación del túmulo funerario de Kul-Oba.

En marzo de 1830 La sede principal de Su Majestad Imperial para asentamientos militares decidió reasentar a 108 familias de marineros retirados de Sebastopol a Kerch. Para ellos, se suponía construir a expensas del erario pequeñas casas "a bajo costo". La prisa con la que debería haberse llevado a cabo la construcción y el deseo de reducir al mínimo los costes llevaron a las autoridades locales a la decisión de destacar a doscientos soldados del batallón de reserva del Regimiento de Infantería de Voronezh, estacionados en la fortaleza de Enikale, cerca de Kerch, para recolectar piedra en una gran colina ubicada a seis millas de la ciudad en el camino a Teodosio y que llevaba el nombre de Kul-Oba entre la población local , que en tártaro significa “colina de cenizas”.

Esta colina ha atraído durante mucho tiempo la atención de los habitantes de los alrededores, quienes la han elegido como un lugar conveniente para la extracción fácil de piedra. Kul-Oba comenzó a sufrir una destrucción especialmente intensa desde principios del siglo XIX, cuando comenzó la extensa construcción de Kerch: a veces, el montículo se convertía en una verdadera cantera . Así, por ejemplo, se sabe que un tal Raphael Skassi, un genovés que creó una oficina en Kerch para el trueque con los montañeses del Cáucaso, tomó 400 brazas cúbicas de piedra de Kul-Oba para construir una valla para su jardín. Pero a pesar de la destrucción despiadada, Kul-Oba, cubierto con una enorme capa de bloques de piedra, continuó elevándose majestuosamente en la estepa circundante.

Se requirió mucha piedra para la construcción de casas de marineros, y se ordenó entregarla a Kerch de trescientas a cuatrocientas brazas cúbicas. El trabajo comenzó a principios de septiembre y, en vista de que las casas debían estar listas para la llegada del invierno, los oficiales apuraron a sus subordinados. Los convoyes con una piedra fueron atraídos a Kerch, y pronto, habiendo preparado una cantidad suficiente, los soldados dejaron de trabajar. Solo quedaron unos pocos "rango inferior" en la colina para recoger los escombros restantes.

Durante estos trabajos, como observador enviado por el alcalde I. A. Stempkovsky, también estuvo presente el cuidador de los lagos salados de Kerch, Pavel Dyubryuks. La intuición del investigador y la experiencia acumulada le dijeron que Kul-Oba no era una colina natural, sino un montículo hecho por el hombre, y en este caso, una tumba antigua debería haber sido ubicada debajo del terraplén y el bulto de piedra. “ Después de haber estado excavando montículos en las cercanías de Kerch durante más de catorce años ”, escribe Dubrux, “estaba seguro de que no estaba equivocado e informé mi comentario al Sr. Stempkovsky”.. El alcalde ordenó al capitán, que estaba a cargo de la preparación de la piedra, que aumentara el número de soldados en el lado norte del montículo, donde Dubrux asumía la entrada a la tumba. La orden se cumplió y el 19 de septiembre, Stempkovsky fue informado sobre el descubri

A los pies de la "reina" se descubrió el hallazgo más destacado de Kul-Oba: el ahora mundialmente famoso recipiente eléctrico redondo, decorado con cuatro escenas que representan a los escitas: tres parejas y una sola. Taza eléctrica. Kul Oba

La primera escena muestra la figura majestuosa de un rey escita sentado o un líder militar con una diadema en la cabeza,  con ambas manos se apoya en una lanza y habla con un guerrero sentado de rodillas frente a él con un sombrero puntiagudo: una capucha. , sosteniendo una lanza y apoyándose en un escudo.

Jarrón eléctrico con escenas de la vida escita. Kul-Oba. siglo IV a.C. mi. Museo del Hermitage.

La siguiente escena muestra a un  guerrero escita tensando la cuerda de un arco . Según la historia de Herodoto, los escitas descendían de la diosa escita de pies de serpiente de la tierra y la fertilidad Api , la Madre de los dioses y el legendario Hércules . Los guerreros escitas, hijos de Hércules,  aprendieron a tensar el arco de su legendario padre. Los escitas moribundos fueron a sus antepasados ​​en Gerros , donde se encuentran los montículos escitas .

Dos imágenes más emparejadas con  escenas de la curación de los escitas. A un lado de la embarcación hay guerreros escitas barbudos y de pelo largo sentados sobre sus rodillas. Uno de ellos trata otro diente malo o se saca un hueso atascado de la boca. En el rostro del paciente y en sus ojos una expresión de dolor y sufrimiento, con su mano derecha agarró la mano del médico.

Finalmente, en la última escena, se representan guerreros escitas sentados, uno de ellos aparentemente herido en la pierna, su camarada está vendando cuidadosamente la herida en la pierna desnuda de su compañero. La ropa escita está claramente representada, que consiste en un caftán largo ceñido con un cinturón, sus pantalones están decorados con patrones verticales u horizontales que consisten en signos solares: un círculo con un punto y zapatos de cuero suave con una liga.

Con asombroso realismo y precisión etnográfica, el artista ha plasmado el aspecto de los escitas, su vestimenta y sus armas. Las imágenes en la vasija del montículo Kul-Oba por primera vez dieron  una idea real de los escitas  : este misterioso pueblo desaparecido,  su apariencia, vestimenta, armas  , etc. ¿Qué vemos? Los escitas llevaban el pelo largo, barba y bigote, vestían ropas de cuero o de lino: un caftán con cinturón y pantalones largos; están calzados con botas de cuero suave  interceptadas en los tobillos con correas; sus cabezas están cubiertas  con gorras de fieltro puntiagudas.

Capítulo del  libro de Joseph Benyaminovich Brashinsky  "En busca de tesoros escitas"